10.7.11

La Virgen con San Joaquín y Santa Ana. nueva obra de un joven Goya

No es nada habitual descubrir un nuevo cuadro de artistas consagrados y considerados históricos, pero Goya nos está deparando algunas sorpresas estos años, con el descubrimiento ahora de una nueva obra. La Virgen con San Joaquín y Santa Ana, un óleo de 96,6 x 74,7 centímetros y pintado hacia 1774 ha estado colgado en un pasillo oscuro durante décadas sin intuir nadie que podría ser una obra de un genial joven Goya

Expertos de las instituciones más solventes no tienen ninguna duda de la autoría del pintor zaragozano. Quienes ya han podido estudiar a fondo la obra, la sitúan en los años anteriores a la llegada del artista a Madrid, en el periodo posterior a su viaje a Italia, cuando volcó todos sus nuevos conocimientos en las paredes del Aula Dei de Zaragoza, donde recreó escenas religiosas como la que se acaba de dar a conocer.

Expertos de las instituciones más solventes no dudan de la autoría sobre todo por el gran parecido al tratamiento pictórico de las imágenes religiosas con todas las obras de Aula Dei, que son de una época parecida. Los rostros de María y Santa Ana, las telas y el colorido, son rasgos determinantes

Se sabe que el cuadro fue comprado hace unos 50 años en el taller de un ebanista también dedicado a la venta de antigüedades por una familia de Vitoria. La familia lo compró por la belleza de la obra, sin pensar que había salido de la paleta de uno de más grandes pintores de la historia: Francisco de Goya. En el entorno de los propietarios, aseguran que estos no tienen intención de sacarla al mercado. Al menos por el momento.

Hace unos meses, otra obra inédita de Goya, pintada también antes de que el artista hubiera cumplido los 30 años, sorprendió a la comunidad artística. Se trataba de La Piedad, pintado hacia 1774, propiedad de unos coleccionistas catalanes, que hasta entonces había sido atribuida al también pintor zaragozano Francisco Bayeu.

Arturo Ansón Navarro, experto en la obra del artista, dijo entonces que había varias telas más por descubrir de esta etapa definida por algunos expertos por "cuando Goya no era aún Goya".

El historiador Fernando Tabar Anitua, investigador de la obra de Goya, es el autor del estudio sobre La Virgen con san Joaquín y santa Ana, publicado en el último número de la revista especializada Ars Magazine. Asegura que la obra se encuentra en perfecto estado y que las pequeñas faltas y suciedad han sido eliminadas por Pilar Bustinduy, de la Universidad del País Vasco, que ha suprimido la tabla y fijado el lienzo por medio de bandas a un bastidor nuevo con cuñas.

La tela representa a la Virgen, vestida de azul, rodeada por sus padres y sobrevolada por el Espíritu Santo que emerge en medio de un cielo de amarillos oro y mostaza. El profesor Tabar cree que la tela pudo ser realizada para un altar o un oratorio y ser contemplada de abajo arriba. No descarta que fuera un trabajo previo concebido para dar pie a una composición de mayores dimensiones, aunque mantiene que el cuadro está muy acabado y cuidado en todos sus detalles técnicos.

En su estudio, Tovar argumenta que la atribución a Goya se basa exclusivamente en razones de estilo: los rostros de María y Santa Ana, las telas y el colorido, así como el planteamiento esencial de las figuras, prescindiendo de detalles accesorios. Aunque el mayor referente para demostrar la paternidad de Goya está en los murales que pintó para la cartuja Aula Dei de Zaragoza, hacia 1772-1774. Son un conjunto de grandes murales al óleo, de formato apaisado, de 3,05 metros de alto y de distintas longitudes, entre los 5,20 y los 10,25 metros, que cubren las paredes de su iglesia. Las cabezas, las telas, el colorido, todo recuerda a este nuevo Goya encontrado en Vitoria.
Si se pincha sobre la imagen de la obra, se verá en grande.