13.5.16

Una Piedad de un Francisco de Goya joven

Esta Virgen de la Piedad, no excesivamente maravillosa pero muy natural y expresiva, dolorosa y personal está atribuida a Francisco de Goya pintada en sus años jóvenes, entre 1772 y 1773. No es un cuadro grande, su tamaño es de 58 cm de ancho por 84 de alto, pero la expresión de las dos figuras, es más que elocuente. Una mirada ya está ya muerta y la madre busca en lo alto la comprensión propia de su momento tan doloroso. La luz cenital acompaña perfectamente la posibilidad de que desde el cielo se esté mirando toda la escena con suma atención.