20.6.16

Mircea Cărtărescu, poeta y escritor rumano

Son sólo tres preguntas y tres respuestas de una larga entrevista al escritor rumano Mircea Cărtărescu realizada en Jot Down. El eterno aspirante al Premio Nobel habla de literatura y de vida, de arte escrito y de sociedad, desde la mirada del poeta o desde la del profesor de jóvenes rumanos.


Has declarado que aunque te gustaría ser leído por un mayor número de personas, en el fondo te concibes a ti mismo como un escritor que, como decía Juan Ramón Jiménez, escribe para la inmensa minoría.

Escribo libros para vivir en ellos. Escribo en primer lugar para mí, para entenderme a mí mismo. Para saber quién soy y para la gente que se parece a mí. Y si en el mundo hay mucha gente que se parece a mí, me siento todavía más contento. Mis libros son muy diferentes en cuanto al grado de accesibilidad. Algunos son muy sencillos y los puede leer cualquiera, y otros son extremadamente difíciles. Mi obra es como una escalera y para subir esa escalera tienes que empezar por los escalones más bajos y poco a poco ir aprendiendo a subir los escalones más altos.

¿No tienes una concepción clara de para qué público escribes?

No, no tengo un público objetivo, un target, como suele decirse. En general los escritores, excepto aquellos que escriben una literatura de consumo, no escriben para un público concreto y determinado. El escritor simplemente escribe un texto, lo mete en una botella y lo lanza al océano.

Generalmente los escritores se suelen encuadrar en dos vertientes muy claras: los que creen que está muy bien que se lea aunque sea Cincuenta sombras de Grey y los que preferirían que no se leyese si es para leer este tipo de libros.

Yo soy de los primeros. Creo que la lectura es algo maravilloso, es la mejor diversión posible, mucho mejor que el cine, la televisión o que los juegos de ordenador. Aunque leas novelas ligeras participas en el acto de la lectura de una forma mucho más intensa que simplemente viendo una película. Por ejemplo, si un autor dice: «ayer por la noche», tú no estás pensando en la noche a la que él se refiere sino a la que está en tu mente. En cierto sentido un libro es una pared con pinzas en las que vas colgando tus propios pensamientos y recuerdos, así que cualquier lector es también un escritor.